Si hay una marca de muñecas que se identifica con la superficialidad máxima esa es Barbie. Por más que intenta cambiar esa imagen tan negativa, ¡nada, no puede! Mucho tiene que ver en ello la larga pasividad de la marca que, durante muchos años, se ha mantenido indiferente ante un pensamiento cada vez más firme y establecido en la sociedad.
Ahora, la marca trata de luchar contra el estigma de la superficialidad de sus muñecas, y en esta ocasión lo hace con una acción divertida, pero que se queda a medio gas. Así, bajo el concepto Imagine the Possibilities, ha dejado soñar a unas niñas y convertido sus sueños en realidad. Una niña haciendo de profesora, otra de veterinaria, una entrenadora y otra en un aeropuerto como típica mujer de negocios. Todas, eso sí, delante de un montón de adultos que, “sorprendidos”, observan a las renacuajas como aspiran a ser mucho más que una cara guapa y un cuerpo bonito.
Una campaña de esas de quiero y no puedo. Y es que, Barbie, lo que está claro es que para quitarse ese lastre que lleva tras de sí, va a necesitar mucho más que cuatro niñas la mar de simpáticas, con mucho desparpajo y no menos aspiraciones.
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